miércoles, 31 de julio de 2013

Fundirse

Encendí el cigarro número 27 de la noche y eran como las 4 de la mañana cuando mis amigos se fueron a acostar, dejándome dos pitos y con la cabeza echa mierda, porque ya nos habíamos fumado otros 7 antes. Tenía la cabeza echa bolsa, pero también tenía esa sensación de relajo, puse la mochila como almohada y me acosté viendo el cielo. En Pirque el cielo se ve la raja, y aunque mi conciencia no estuviera muy bien, pude asimilar y recordar algunos sucesos. Sentía que mi cabeza saltaba por las estrellas, el cigarro se me acabo y prendí el número 28, en el momento exacto en que una niña de estatura baja, pelo liso, chasquilla, ojos casi negro y delgadita –sin perder sus atributos en cadera ni en busto-, se me acerco saludando y pidiéndome un cigarro, le pase uno y se sentó al lado mío con la excusa de que todos sus amigos se habían ido a acostar, y aunque yo sabía que era mentira o almenos, eso suponía, simplemente la deje y me volví a acostar. Se tiró al lado mío, miro al cielo, me miro a mí, yo mire al cielo y la mire a ella, ella fumaba tranquila, y yo fumaba como viejo a punto de morir, ambos gozábamos del cigarro de forma distinta, yo como si me fuera a morir en cualquier instante y ella como si fuera a nacer en cualquier instante, extraño, pero cierto. Me dijo que estaba volada cuando yo saque uno de los pitos y lo prendí, me sentía volado, demasiado volado, así que solo guarde silencio y le seguí la conversación. Ambos, uno al lado del otro, me pregunto cómo me llamaba, me lo pregunto cuando teníamos ganas de entrar a dormir, entonces, se nos quitó, le dije mi nombre y ella dijo que se llamaba xxxxxx, entonces, deje de mirar sus ojos y mire al cielo, ella me miraba y no dejaba de hacerlo, encendí el número 36 y le di el 37 a ella, como una excusa para evitar hablar de mi familia, -mal tema para hablar a las 5:14 de la mañana-, se rio y miro al cielo, expulsó el humo de una manera que jamás había visto antes, sensual, casi sin que el humo le tocara los labios, el humo salía rabioso hacia arriba y yo seguía volado sin poder pensar en otra cosa. me dijo que tenía 20 y que no sabía qué hacer en su vida, me reí, me miro mordiéndose la parte inferior derecha del labio, volvió a mirar al cielo, yo no deje de mirarla a ella, ella me volvió a mirar, se levando, inhaló un poco el cigarro, boto el humo y con su mano derecha me toco la parte izquierda del rostro, con el pulgar acaricio mi labio y me beso, sus labios era suaves, finos, rosados, su aroma era común y especial a la vez, no necesitaba perfumes para oler bien, su aroma natural a ser humano nacido de un vientre era lo suficiente para hacerme perder lo que me quedaba de cabeza, me abrazo el abdomen y con la pierna derecha se apodero de mis piernas con el simple acto de poner su rodilla sobre mis muslos, encendí el otro y ultimo pito, mi cabeza ya no daba vueltas y ella me dijo que quería dormir, que quería llevarme  a su departamento, encendió ella un cigarro de los míos, era el numero 39 por que el 38 se lo llevo un pendejo borracho a cambio de un trago duro de vodka. Dijo que la despertara a las 7 am para que fuéramos a su casa, se durmió antes de decir no sé qué cosa, pero sé que algo iba a decir, la tome en brazos y la lleve hasta dentro de la casa, estaban todos esparcidos por cualquier parte, no quedaba espacio, así que subí la escalera y me topé con el dueño de casa, que me dijo que recostara a xxxxx en el suelo de su pieza, le dije que sola no se quedaba, me dijo que eso me incluía a mí. La acosté y me dijo que me acostara al lado de ella, me abrazó el abdomen con más fuerza y sentí su pequeño cuerpo emanando calor hacia mí, faltaba alrededor de media hora para despertarla y partir a su casa, así que no dormí porque si dormía sabía que pasaría de largo y quería seguir teniéndola mientras pudiera y quería también que ella me tuviese mientras yo pudiera dejar que me tuviese, porque, por algún motivo extraño, uno siempre quiere que lo posea alguien que no conoce, no hablo de sexo, es algo más profundo que eso. Pensé sobre muchas cosas mientras esperaba que pasaran los 30 minutos en los que estaba volado y con alguien que no conocía en su totalidad partiéndome en dos con sus brazos. Llegada la hora la desperté suave, diciendo su nombre mientras acariciaba su pelo, abrió los ojos de a poco y cuando me miro se tapó la cara, me reí, sonrió y se sentó con esfuerzo, me senté yo también con ambos codos sobre mis rodillas y las manos colgando entremedio de mis piernas, ella se puso de pie y el, osea, yo, la seguí. Bajó las escaleras despacio, yo no tan despacio, se me estaba yendo el efecto de los porros que me fume y sentía los pies un poco más pesados, lo suficiente como para despertar al tipo que dormía en la escalera. La termine esperando afuera de la casa, con mi mochila y con el número 40 y final de mis cigarros, eran las 7:27 am y había una neblina espesa. Llegó peinada, apurada y con una cara maravillosa, recorrimos el camino de tierra mientras ella me preguntaba cosas y yo se las respondía, cosas irrelevantes en realidad, no hablo mucho, no me gusta estar con mucha gente, ella los sabia, no era un secreto, pero también sabía que quería saber de mí, por eso preguntaba, por qué el interés hacia mí era mayor que la racionalidad de evitar una incomodidad, por suerte, ella también me interesaba, lo que hacía de esa conversación algo interesante. Tomamos la micro que casi se nos pasa si no es porque, en un intento por evitar su pregunta mire hacia el lado. Llegamos a un metro, no recuerdo a cual, pero sé que estábamos en Santiago centro, cada vez me quedaba menos droga en el cuerpo, lo que hacía que apreciara más al pequeño ser humano de 20 años que estaba guiándome hacia su departamento. Una vez arriba sacó las llaves y abrió la puerta, piso 7, suficientemente alto para ver mucho y suficientemente bajo para poder ver con detalle, había un solo sillón, un pequeño cuadro sin firma, el resto que vi fue una cama, sin nada más, unas sábanas blancas, almohadas verdes al igual que el cubre camas, un colchón cómodo como su tórax, se lanzó hacia la cama y se sacó la polera, me sentó en la orilla de la cama, siguió con sus pantalones, solo desabrocho el botón y cayeron por su propio peso, me quitó la polera, se sentó sobre mí, me beso, no quería tener sexo, mi cabeza me dolía, estaba cansado, con frio, ella tenía calor, pero yo no quería sexo, se quitó el sostén, se sacó el resto de ropa interior que le quedaba y luego desprendió a la ropa de mi cuerpo, quedé desnudo, reducido como un bebé, me quedé mirando al vacío un buen rato mientras ella por la espalda me abrazó, sentí su respiración en mi cuello y sus pecho aplastándose en mi espalda, no me moví en todos esos minutos, ella se apartó, entonces sentí frio y mire hacia atrás, ella se acostó y estaba tapada bajo las sabanas, me dijo que fuera. Fui. Me cubrí con la sabanas al lado de ella, ambos desnudos, en posición fetal, nos besamos, nos abrazamos, nos agitamos, comenzamos a tener sexo, aunque yo sabía que no era sexo, porque yo no quería tener sexo y lo que tuvimos no fue sexo, simplemente hicimos el amor, el amor y nada más, ella me hizo el amor y sentí que nací de nuevo, ella me hizo nacer del amor y conocerlo, definitivamente no era sexo y yo ansiaba más. Me besó desde el cuello hasta el abdomen y luego subió expulsando el aire en una línea imaginaria desde mi ombligo hasta mi boca, se sentía como robarle y devolverle el aliento en una misma jugada, recostó su cabeza sobre mi tórax, con su oído sobre mis latidos y con su mano jugando con mis dedos, tocándolos, a veces hacia círculos con su dedo índice cerca de mi ombligo, bajo mis costillas. Me quedé dormido. a las 4 pm aproximadamente desperté y ella estaba con nada más que una polera, me vestí, me lave la cara y me ordene un poco el pelo, me acerque a ella por la espalda mientras se preparaba un café en la cocina, le tome la cintura y apoye mi boca en el espacio sin nombre que hay entre el cuello y el hombro, lo bese, tome mi mochila y Salí por la puerta, la mire, ella me miro y me dijo que me esperaría, sonreí y Salí sin cerrar la puerta. Ahora estoy aquí, recordando el encuentro que tuve hace un par de días atrás, no sé si volver, no sé si quiero volver a experimentar el amor nuevamente, por que definitivamente ella me amaba y yo definitivamente la amo. Viene la micro. Aun no sé si subir.

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