lunes, 9 de diciembre de 2013

Las cosas de la Vida (parte seis) (o como dijo el hombre en el sillón un día: el peso del frío)

una vez había escrito un poema super lindo, de esos que hasta quien lo escribió se emociona, me lo guarde en el bolsillo trasero del pantalón, con toda la intención de entregárselo a alguien, una niña se subió al metro, en Vicente Valdes, era mas o menos tarde, así que no había muchas gente, casi vacío, en realidad. la vi durante mucho rato, le vi las manos y su croquera para dibujar, tenia unas manos preciosas, llevaba lentes y un pelo casi dorado, ojos café como la madera barnizada y un collar en forma de pluma.
pensé todo el camino en entregárselo, lo tome un par de veces, lo leí, la miraba a distancia y ella miraba a través del vidrio el camino de ciudad que se nos presentaba como acuarela con lo nublado que estaba. lo imagine, imagine tomándola del brazo y dándoselo sin mucha explicación, imagine como me preguntaba que era y por que se lo había pasado, imagine como ella lo leía sola después de la casualidad creada, imagine incluso no entregárselo, imagine también que no preguntaba nada, imagine muchas cosas, muchas historias y cosas, muchos momentos y una vida entera con un ser que existe pero que jamas existió en verdad, al menos no en mi vida.
llegue a baquedano y la perdí entre la gente, no se lo entregue, así que tome el poema de mi bolsillo y lo deposite como cuerpo muerto sobre la basura, sobre el primer basurero que encontré. se perdió para siempre, sin recordar incluso que decía, lo sepulte sin epitafio y sin tumba, sin palabra ni lagrima, así no mas, como todos los amores que pasan en la vida.
después de botarlo casi intuitivamente, me pregunte por que lo hice, única respuesta: no estoy para lanzarme a mas vida, no estoy para acumular mas melancolía. por eso lo bote, para no tenerlo como el recuerdo melancólico de lo que nunca paso, así vivo, con la melancolía en el bolsillo trasero del pantalón, escapando de ella, y chocandome de frente en cada instante con sus púas agrias, con sus soles apagados y sin lunas ni estrellas que colmen el constante venir del llanto, llanto no saciado por lo demás, el llanto lo sacian los niños, a los melancólicos como yo, solo les queda pensar en el llanto, sentirlo con fuerza, sin poder huir, sin poder botar ni una sola graciosa lagrima.
llegado a casa me senté en el pasillo, mire la cama, y vi el temor que me causaba que estuviera vacía, ver que representara tanta soledad nocturna, tanta temperatura bajo cero y tanto temor por no poder salir de la cámara de frío. pienso entonces que la vida es escapar del frío y refugiarse en alguien, pero he vivido tan egoísta, tan bastardo y perdido que no se lo que es el calor, fuera del calor de verano, de los rallitos de besos que te depositan en los labios y de la respiración pasiva que se resbala como agua por tu mejilla mas cercana a la otra nariz.
el miedo a la cama, a mi mismo pensándome sin taparme, en la madrugada con pensamientos vago de alma vaga en ciudad vaga, el miedo a la cama es el miedo a perder las ganas de la vida, representa el llanto reprimido en la almohada y en las colillas, al toqueteo corporal auto flagelante, latigazos en la espalda de puro dolor, de rodillas rogando no vivir mas, y aun así, estar aquí, sin depresión, solo melancolía, nada mas queda que melancolía y una cama vacía que se burla, que se entretiene con tus gemidos y gritos que se congelan en el pecho.
la cama vacía después de verla con alguien es el vientre materno, el bunker de los abandonados a la vida y la tortura de que alguna vez, hubo alguien, alguien que ya no esta, y es la ausencia lo que pesa, la ausencia una vez que antes no había ausencia, el abrazo de los tristes y el beso de los moribundos.
pero hablar de camas vacías y de todo lo que implica no sirven e nada, podría seguir y seguir describiendo sus sabanas verdes y su cobertor blanco, pero no tiene sentido, esto no tiene sentido, me bebo el ultimo sorbo del café frío, enciendo un cigarrillo, siempre es asqueroso el primer cigarrillo, la primera humada del día, es vomito comprimido.
esa noche dormí en el sillón, al día siguiente cambie las sabanas, al año siguiente cambie la cama, a la vida siguiente la cama ya no estaba vacía, y por vida siguiente, me refiero a lo que viene después de los ojos café con forma de sol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario