jueves, 21 de marzo de 2013
gríma
compartimos el mismo costado cuando reposamos luego de una noche de amor, la distancia corporal es un peligro latente en nuestras manos, es una extrañesa luego de un suspiro mortal, estamos con el aire espeso y las ataduras en el pecho, ella estalla en llanto, no soy capas de consolarla, las estrellas me atraparon, mi mano se mueve automáticamente hasta su rostro, con la otra me toco la mascara, no puedo dejar de mirar los destellos, la luna no esta, yo estoy con ella, el alma que sujeto con la mano me abraza la espalda, me besa el rostro que no reconozco, me toma la mano tiesa que sujeta mi mascara, me besa y al fin dejo de mirar la luces del oscuro velo, me siento feliz, perdido y feliz, la amo, la amo, la amo.
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