sábado, 23 de marzo de 2013

ser un super heroe, no siempre es tan malo


ayer visite a mis padres por una llamada gemida a las 3 de la mañana de mi hermanito, diciéndome que me extrañaba. yo, ahogando la rabia con un trago de agua, le dije que partiría mañana mismo y que le llevaría un regalo. entre en silencio, sin que supieran que a través de la puerta me encontraba yo. escuchaba sus gritos estúpidos y como mi hermano lloraba en silencio (no lo oí realmente, pero algo me hacia pensar que así sucedía), el no les dijo, era de esperar de sus arranques de desesperación. golpee la puerta, me abrieron con notoria sorpresa, me saludaron con el cariño de un hijo extraviado, luego de los saludos formales y obligados me senté en el sillón, esperando la llegada de mi hermanito, mi hermanito al que tanto amo, mi hermanito al que me gustaría raptar y sacar de la jaula donde el vive, donde yo vivía.
puedo ver el paso de los años en los oídos de mis padres, como sus memorias se les van por las pastillas, como el entendimiento mutuo se va difuminando junto con la dependencia de sus hijos, ya no se recuerdan con la risa compartida de el primer nonato, ellos ahora cambian de habitación como cambian de ropa, del sillón a dormir juntos otra vez, de la pieza de mi hermanito, al bar, a dormir juntos otra vez, del trabajo al motel a dormir juntos otra vez, tienen sexo casi por obligación, creyendo que así pueden recuperar lo perdido, ahuyentar los alaridos innecesarios y las suplicas del menor por una familia funcional, el amor se les va con los años, "hasta que la muerte los separe" son solo promesas triviales ante un dios trivial, como se le van los años, se les va la vida, se les van los hijos, se les va el matrimonio, se les va el amor, se les acerca únicamente la muerte, como dándole señales de que todos morimos solos, ellos ríen ante la gente como compromiso moral, pero tras la botella todos somos de adorno, todos somo reales, de mis hermanos, soy al que menos le importa, yo solo me preocupo, por cuantos cigarros me quedan en la caja, o de cuanto espero a mi hermanito aquí sentado, de cuan alegre me hace el que aun viva, y que se quiera venir aquí conmigo y me sigo sintiendo feliz mientras veo la separación de mis padres, por que asi, podre traerlo hasta el abismo de mis brazos.

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