lunes, 11 de marzo de 2013

Libertad

nuestra respiración creaba un eco desgarrador en la habitación donde se encontraba nada mas que una cama y las ropas esparcidas por el suelo, el amor que se sentía era grande, al punto en que el hombre comenzó a sentir asco y sofocación, dejo a la mujer extasiada y rendida en la cama, con los ojos cerrados su respiración se calmo, se separo del cuerpo femenino que yacía en un sueño profundo, el hombre se sentó en la fría cerámica y apoyó su espalda en los gélidos fierros de la cama, busco entre los revoltijos de ropa que estaba en el suelo, busco hasta encontrar una pequeña navaja. El sentía el amor que emanaba el cuerpo durmiente en aquel colchón lo desesperaba, con suavidad le hundió la navaja, dejando una gota de sangre deslizarse suavemente por los costados de la mujer. ella apenas consciente solo lo miro, y sin explicación alguna su mirada atravesó mas allá de los profundos ojos de el, llego hasta su alma, hasta sus temores. el hombre acariciaba y esparcía la sangre por el ya fallecido cuerpo de la mujer, le beso los labios que abandonaban el calor de la vida, exhausto el hombre abrazo el cuerpo de la mujer, y simplemente durmió, aliviado de sus penas, aliviado de sus miedos y dolores, dejando atrás todo su pasado, todo su amor en la sangre esparcida en su manos y en el precioso cuerpo que dormía rígidamente a su lado.

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