miércoles, 18 de noviembre de 2015

Oda a mi Tata

no logro entender a mi abuelo
y es que sus manías
su soledad
su fuerza constructora
su autosuficiencia
son suficientes
para dejarme pasmado
mi abuelo es valiente
más de lo que pudieras imaginar
más de lo que el mismo puede ver
el no abusa de su valentía
ni de su amor profundo
ni de su silueta grande
mi abuelo tiene manos grandes
manos trabajadoras
mi abuelo es capaz
de reconstruir la capsula apolo
solo con los conocimientos
de la Mecánica Popular
mi abuelo
disfruta de cosas simples
le gusta tomar te
jugar con su perrita
caminar
contar escalones
y yo espero
algún día
ser tan grande
y pulento
como

el

Ocurrencias extrañas un día de lluvia en Santiago (los títulos largos son divertidos)

Bajo la lluvia se produce el fenómeno de la poca visibilidad, donde vas perdiendo la vista a medida que la lluvia te va mojando, entonces todo el universo se ve de forma extraña, las luces comienzan a fundirse con el asfalto, y pierdes completa percepción de las estrellas. Los sonidos se vuelven un chirrido constante, se funden con el tic tac confuso de las gotas de lluvia. Los relojes se detienen, el viento atraviesa tus partículas, tus pies dan pasos y no te das cuenta, entonces el fenómeno de la poca visibilidad se convierte en otra cosa, te vuelves uno con la lluvia, cierras los ojos y te vuelves una poza de agua o un barco de papel, o una mancha de aceite multicolor.

Reloj

no tenemos la misma hora
si la tuviéramos
yo dejaría de llegar antes
y tu dejarías de llegar después
cuantos minutos son
de diferencia entre mi planeta
y tu galaxia
quizás
de no ser por esa diferencia
llegaríamos juntos y a tiempo
esos dos minutos
son toda una vida
de años luz

en esta oscuridad

Imagenes

que confuso es caminar en espiral y hacia afuera y hacia arriba, llegar al límite, llegar al sol, como Ícaro, sin alas, solo avanzando sin detenerse, caminar, caminar, caminar en círculos, rodear los muros dimensionales, sobresaltar las fechas históricas, acariciar el muro de Berlín y ver desde lo alto como se derrumba, como lo derrumban, como te derrumbas.
caminar, caminar, caminar hacia arriba y hacia adelante, con una curvatura de 14°, caminar sin latitud ni longitud, subir hasta fuera de la galaxia, encontrarse con otro sol, mas naranjo, más grande, mas ardiente, ver explotar estrellas, jugar en las puertas de tannhauser, caminar, caminar caminar, llegar al barranco, y dejarse caer.

que confuso es vivir, que confuso el pasado, el presente, hace 40 segundos no pensé en escribir nada, antes de eso pensé en escribirte, hace 2 años no sabía de tu existencia, ahora te veo azul, a lo lejos, en nebulosas de colores, siendo una galaxia de ojos negros mirando mi ojos rojos, viendo mi sonrisa imberbe, sonriendo, riendo, riendo riendo, y yo avanzo y no sé dónde voy, y no sé dónde llegar, y no sé qué hacer y Radiohead y la vida, y la droga y mis cigarros y mis dulces de naranja, y caer al vacío luego de caer al vacío, y dormir para soñar y no levantarse para soñar y estar aquí, siendo polvo, siendo un hoyo negro, tomando vino en doctor Moore, caminar caminar y beber, perder la cabeza, perder horas, perder nada, y dejar de escribir de repente, sin final, sin explicaciones, sin titubeos, simplemente dejar de escribir, dejar de 

La lluvia no se detiene

Los tiempos de lluvia cesaron en Santiago, pero eso no impidió que llovieran otro tipo de cosas, Don Mario, por ejemplo, no pudo explicar cómo fue que le llovieron 2 kilos de uvas, y es que el Roberto las había esquivado cuando se las tiro su señora por hacer un chiste sobre su embarazo. A mil cuatrocientos años luz de la tierra, comenzaba una lluvia de asteroides visible desde Kepler 452b, mientras yo miro la lluvia de lunares que está a la distancia de una mesa de mall, los lunares de tus brazos que reposan en tu piel clara, junto a la risa incesante de la conversación que varía desde la pena, hasta las anécdotas familiares. Al otro extremo de mi locación, un niño iraquí llora la muerte de su madre, y a mi madre le llueven las deudas invisibles para mí. En la tierra de Japón, un estudiante espera con ansias el paso del tiempo, para ver la lluvia de pétalos de cerezos que caen a 5 centímetros por segundo. En otro sitio en una de las islas de Chiloé, una viuda observa la lluvia e imagina a su esposo cortando leña. Dentro de la mochila de una adolescente norteamericana, reposa el libro en el que llueve al mismo tiempo que el protagonista habla de su vida. Y la vida llueve en sus charcos lagrimales, esperando fluir por el exceso de agua, mientras siento el peso del mundo, mientras diviso los lunares de tu cuello, esa constelación opaca que navega tus células, como pozos de agua lodosa sobre el manto al que llamas piel

El bigote, la caja y el metro

¿Qué tienen en común un bigote, una caja y el metro? Si usted pensó en un hombre con bigote en el metro sosteniendo una caja, déjeme decirle que tiene una mente muy perspicaz. La única relación que tiene un bigote, una caja y el metro, es la historia que tienen en común. La historia comienza con un hombre que se sube al tren que sale de la estación plaza de puente alto, a las 07:15 am.
El 24 de marzo del 2010 prometía ser un día como cualquier otro, pero ocurrió un crimen antisocial en aquel tren. El gobierno encubrió la escena para no incentivar a las masas a actuar acorde al psicótico antisocial que provoco el accidente, el más efectivo y útil en la historia de chile.
El hombre abordó el tren, llevaba una mochila, un bigote grueso y lentes oscuros justificados por el sol mañanero del verano. Se baja en la estación sótero del rio, pega un sobre cerrado en un cartel publicitario, sale de la estación y toma la micro con el recorrido F12. Lo que sigue es un poco más tétrico: el metro al llegar a la mitad del trayecto entre una estación y otra, alcanza la velocidad máxima y comienza a disminuirla para detenerse en la otra estación. Lo que ocurre es que el metro donde estaba el hombre minutos atrás, no disminuye su velocidad, debido a que el primer vagón del tren explota matando al chofer, a los pasajeros y fundiendo los controles de la cabina.
El metro avanza sin detenerse ni disminuir su velocidad,  descarrilándose y volcándose sobre algunos pasajeros que esperaban al metro en el andén de Vicente Valdés. Se cuenta un total de 137 muertos y otros 200 heridos aproximadamente. El único sospechoso después de casi un año de búsquedas e interrogaciones, fue el hombre con bigote y mochila, solo por el hecho de no ser encontrado, solo por haber desaparecido de la faz de la tierra sin dejar rastro ni identidad; no hubo forma de descubrir que ocurrió realmente.
Los hechos se confirman al leer la carta dejada en el metro antes de que saliera el hombre de la estación: “no depender”, junto con un símbolo parecido al de un espiral. Las suposiciones investigativas dicen que el hombre en su mochila tenía una caja, que la sacó y dejó bajo los asientos junto a su mochila.
Al salir abandono a propósito la caja bajo los asientos, nadie notó que algo había dejado, la hora punta camufla todo lo evidente.  Se puso la mochila al hombro y salió. El disfraz era tan bueno que no lo descubrieron, la bomba estaba programada para explotar en ese punto exacto en que el metro va a máxima velocidad. El hombre sigue prófugo.

Entonces, ¿que relación cree usted que existe entre un bigote, una caja y el metro?

Brunch

Dos hombres caminan a una distancia prudente de 78 metros, uno viene del este y el otro del sur. Los hombres recorren el desierto radioactivo, saltean escombros, esquivan cadáveres pútridos, esqueletos deformes. El cielo verde brillante les soba la cabeza, el sol a la mitad brilla en un tono rojo y amarillo.
Los hombres se encuentran en la puerta de un restorán en ruinas. Se saludan tomándose el codo. Toman asiento en la única mesa en pie.

Irupé: me gusta su abrigo de cuero de panda

Yaguatí: gracias, es usted muy amable

Irupé: ¡¿Los cumplidos le hacen sentir bien?! ¡Mesero!

Mesero: ¿Dígame?

Irupé: ¿Que va a pedir señor Yaguatí?

Yaguatí: Aun no me decido señor Irupé

Irupé: Bueno, yo quiero un gorrión con hormigas

Yaguatí: Ah en ese caso a mi deme una ensalada de vidrio con tuercas

Mesero  ¿Desean algo para beber?

Irupé: Yo quiero un vaso de aceite con grasa

Yaguatí: A mi deme jugos gástricos con esencia de uva

Mesero: Perfecto, enseguida se lo traigo

Irupé: Tienes hambre al parecer

Yaguatí: Ese es el mal del hombre, un hambre insaciable

Irupé: Si si, ahora que lo pienso, hambre y hombre tienen solo una letra de diferencia

Yaguatí: Yo y  tú tenemos varias de diferencia, pero tenemos dos en común

Irupé: ¿Dice usted entonces que las similitudes son más importantes que las diferencia?

Yaguatí: Digo que los cadáveres exhalan perfume

Irupé: Yo digo pues que el hombre es el hambre así como tú eres a la muerte

Yaguatí: Ahí vienen nuestro platos, ¿ahora qué?

Irupé: Ahora dispara y démosle fin al absurdo

Yaguatí: No puedo disparar, tengo una venda en el brazo

Irupé: Cédeme los honores entonces

Yaguatí: Magnum y fin

Irupé: Fin