Se dice que era escritor, que era un poco obsesivo y que le
costaba hablar con sus vecinos. Pero no era eso lo importante, en verdad él no
era para nada importante, sus poemas eran malísimos, era un poeta de la calle,
según se decía. De esos que no tiene idea de métrica ni de teoría literaria y
que, aun así, escribe. Se dice que grababa lo que se le ocurría y que después
lo transcribía en poemas de un solo párrafo, sin puntuación, jamás usaba
mayúsculas. Un crítico le dijo una vez que mejor se dedicara a otra cosa, que
sus imágenes eran pobres.
Se dice que eso lo llevo a la desesperación, pero nadie
nunca lo pudo confirmar. Se dijo también que se tatuó un poema suyo, en toda la
espalda, una mancha negra, como de aceite, media borrosa, un párrafo enorme con
el título al final. Se dice que el titulo era “la muerte”, pero nadie nunca
leyó el poema, solo se leía el titulo cuando cortaba el pasto o pintaba la
casa. Se dice que la pintaba todos los meses, por que tenía que “renovarse”. Se
dice que a sus amigos los invitaba de forma regular, por eso no sospecharon de él,
también se comentaba que quería dejar su obra inconclusa y que esos párrafos de
malos poemas eran todos interminables, que su obra era tan grande que no cabía
en un solo poema, que su idea era tan magnifica que no se podía describir, lo
dijo así mismo, en un almacén una vez que alguien le pregunto cómo estaba.
Un amigo me dijo que estuvo una hora contándole sobre su
obra al señor del almacén, que lo tuvieron que echar para que se callara, se
cuenta que se suicidó en la plaza, esa que estaba atrás de su casa y que la
tierra quedo toda roja, se dice que la municipalidad lo tapo con un resbalín,
porque su sangre era tan corrosiva que no se pudo limpiar.
En el diario dijeron que en el living estaban los cinco
cuerpos colgados del cuello, con cortes en los brazos, y bajo cada uno un poema
sin título, decía que los escritos eran ilegibles, que estaban todos
desordenados y que las palabras eran puestas casi al azar.
Todos se olvidaron de él, pero se dice que nadie arrendo la
casa después, que tuvieron que demolerla, que por eso pusieron ese
supermercado. Una cajera dijo que lo escuchaba en la noche, que penaban ahí,
con los pocos poemas que se encontraron de él. Se dijo que daba lo mismo, que
nunca sería importante. En efecto nunca lo fue, la noticia solo salió en el
diario de la junta de vecinos, ese que solo compra la gente de la junta de vecinos,
se dice que cerraron el caso y que las animitas están ahí en la calle, las
cinco juntas, en la plaza no hay nada de él. Solo queda el resbalín que cubre
su sangre corrosiva, se dice que nadie escucho el disparo en su cabeza, se dice
que nunca existió.
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