la suave hiel de tus pasos, camina sobre mi, no detengas tu odio por mis gritos, continua con el suplicio ascendente, aniquilame con tus lagrimas, destrozame con tu cielo y tus palabras, amarrame con tus dedos y déjame ser el títere que te escribe poesía, déjame retratarte con mis palabras, déjame acariciarte con mi respirar, déjame ser el cuaderno y tu la tinta, déjame ser cualquier cosa, hasta un dios podría ser para observarte, para estar en tus sueños, lo único que pido, es que no me dejes.
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